lunes, 30 de julio de 2012

Más bonita cada día



Ayer por Triana pasé
y fui a verte, Madre Mía
Tres largos años hacía
que sin tus ojos vivía
Entré, te vi, y te encontré
¡más bonita cada día!
Yo te dije hace tres años
"No puedes ser más hermosa"
Hoy comprendo mis engaños.
Rosa que hoy vence a una rosa
que a otra rosa ayer vencía…
Virgen de mis desengaños,
¡más bonita cada día!
Desde que Dios te pensara,
antes de soles y estrellas
instante a instante, más bella
son las rosas de tu cara.
Desde que anunció Gabriel
que estabas llena de gracia,
crece y crece, y no se sacia
el rubor de tu clavel.
Y desde entonces, María…
estás -a tu norma fiel-
¡más bonita cada día!
¿A dónde vas a este paso
Reina y Señora de Triana,
si estás -pasmo en la mañana
y celos en el ocaso-
cada día más galana?

Si los relojes trianeros te cantan
te cantan su sevillana,
tic-tac, tic-tac a porfía
-palillos los segunderos-
¡más bonita cada día!
Y les contesta Triana
-claveles y marineros-
¡más bonita cada día!
En lo que tarde mi muerte
de subir de Triana al Cielo
serás más bella, de suerte
que cara a cara, sin velo,
exclamaré, Madre mía,
siempre en pasmo, solo al verte:
¡más bonita cada día!
Hasta en lo eterno, Señora,
que inmutable en su ser dura,
en tus ojos, hora a hora,
aumentará tu hermosura.
Después de mil siglos, sé
que al mirarte una mañana
-sorpresa eterna- diré:
"Hoy te encuentro, Madre mía,
como aquella tarde en Triana,
¡más bonita cada día!"
Y mi eternidad sonora
va a ser medir hora a hora
-carillón de tu portento-
tu belleza en crecimiento
con mi piropo, Señora.
Crece, crece, Madre mía
que yo, sentado a tu vera,
no cesaré en la porfía
de mi eternidad trianera:
¡más bonita cada día!
¡más bonita cada día!


Ramón Cué, S.J.